Las islas son como los Tepuyes, entes geográficos aislados, con particularidades únicas, a veces diferentes a la del entorno.
Tal vez sea que por tratarse de la provincia todavía los grandes potentados creen que pueden comprar autoridades y títulos, como en la época de la colonia donde desde un título nobiliario hasta el perdón de los pecados se podían comprar. Margarita decimos y nos referimos al Estado Nueva Esparta, como si se tratara de una sola isla. Tenemos la tendencia a olvidar a Coche y a Cubagua. Margarita decimos y aunque crezca y se urbanice sigue siendo, afortunadamente, provincia. Diría que crece y se urbaniza más rápido de lo que los planificadores y especialistas en ordenación del territorio actualizan mapas y escriben planes de ordenación... Detrás vienen los hombres de maletín que creen que van delante haciendo o comprando ambiciosos proyectos, de gran envergadura, de alcance mundial, turísticos transnacionales. Pero se olvidan o ignoran que todo proyecto que implique movilización de tierras, creación de infraestructura que implique interrelación con el medio requiere por lo menos de un estudio de impacto ambiental. Que es como el chequeo que debe hacerse todo deportista al iniciar un entrenamiento ( examen que también suelen olvidar) y que le dirá hasta donde puede llegar sin poner en peligro su salud. El urbanista consciente tampoco quiere poner en peligro al ambiente. Las playas son ecosistemas muy frágiles con unos ciclos cortos y otros largos que llevan y traen arena, que involucran cambios biológicos de la vida vegetal y animal involucrados. Pero hablo de ecosistemas o hábitats marinos porque en este Estado es lo que tenemos más a la mano. Pero todos los ambientes son frágiles y requieren un exhaustivo examen que determine hasta donde es factible su intervención. Un diagnóstico a tiempo le evita al constructor perder su inversión, dinero y tiempo valiosos para todos.
A veces me critican que como ambientalista no somos más radicales con los urbanistas y con los entes encargados de aplicar justicia ambiental, es decir que no somos tipo “GreenPeace”. Pero realmente ¿hace falta serlo?. Mis amigos ambientalistas de la USB buscaron apoyo de GreenPeace y ellos les contestaron que “...en Venezuela no tienen problemas ambientales...” Uno diría que eso no es verdad, claro si lo comparamos con países donde debes salir con paraguas llueva a no porque si no es por el sol, que en esas latitudes una debilitada capa de ozono permite que el sol te ocasione graves perjuicios en la piel, es por la lluvia ácida con sus efectos a corto, mediano y largo plazo sobre la humanidad del afectado. En Venezuela y en Nueva Esparta no necesitamos a GreenPeace mientras las autoridades hagan su labor e impidan que a maletinazo limpio los de cuello blanco hagan y deshagan... construyan y destruyan el futuro del neoespartano no ya del neogaditano (antiguo habitante de Nueva Cádiz de Cubagua). Lo que sí hace falta es menos burocracia y más agilidad en los procesos y en la asignación de responsabilidades.
Hoy más que nunca se hace imprescindible abandonar un poco la viveza criolla que conlleva a la corrupción, hoy se hace necesario trabajar en conjunto: urbanistas y ambientalistas para crear un mundo donde existan el equilibrio y la armonía. Donde en vez de destruir creemos. La urbanización es necesaria pero respirar aire puro también, el acceso a agua potable, a alimentos sanos, a flora y fauna sanas, a playas en equilibrio también es necesario. La urbanización es necesaria, las ciudades crecen en zonas que antes fueron rurales y estas fueron ganadas a la naturaleza antes virgen. Pero el equilibrio con el medio debe ser requisito indispensable... es allí donde hablamos del Desarrollo Sustentable.
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